Mi nombre es Pilar García y soy profesora y alumna de yoga desde hace años.

Yoga ha sido y sigue siendo un camino de transformación personal, por eso sigo aprendiendo e intento no perder esa mirada curiosa de la alumna.

Comencé practicando yoga para mantenerme en forma y ganar flexibilidad. Con el paso de los años el yoga se convirtió en algo más y me formé de la mano de Westley Eckhardt (Swami Shanmugananda) y Gauri Agulla.

Me formé en Hatha yoga inicialmente y, después hice varias formaciones complementarias:  Yoga en el embarazo, Vinyasa Flow y Yoga aéreo.

La pandemia supuso otro punto de inflexión y crecimiento personal. Decidí emprender haciendo de la incertidumbre mi compañera de viaje. Ya he dejado de buscar porque se que el camino es un descubrimiento constante a través de la impermanencia, y me observo con todas esas herramientas que he ido adquiriendo a lo largo de los años y poniéndolas al servicio de mis clases. Intento mantenerme consciente en el presente sin olvidarme de donde vengo y teniendo claro adonde me quiero dirigir.

A través del yoga he conseguido mayor bienestar y equilibrio interior para poder vivir la vida surfeando las olas emocionales, sean grandes o pequeñas.